sábado, 20 de septiembre de 2014

Confesión: No soy perfecta

Eventualmente me pasa que alguna persona me comenta, normalmente con valentía pero otras veces con miedo, a veces con amor y humildad y otras con soberbia y desprecio, que se dio cuenta de que yo no soy perfecta… ¿¿¿???

Y esta persona me dice le sorprende darse cuenta de que a veces tengo miedo, que pierdo el
equilibrio, que me enojo, que me enfermo, que me canso, que siento tristeza, que me tomo mi tiempo para sanar, que tengo asuntos inconclusos en mi vida, que no soy una persona que se mantiene en equilibrio, balance y paz el 100% del tiempo… ni nada por el estilo… ¿¿¿???

No me ha pasado solamente en esta época de mi vida; me pasó también en el pasado, cuando buscaba vehementemente a Dios a través de la iglesia, el único camino que entonces conocía. Alguna gente, con sarcasmo me decía que no era perfecta a pesar de estar tan cerquita de Él… Yo pensaba que era PRECISAMENTE porque no era perfecta que lo buscaba con tanto anhelo, con tanta ansia, porque sentía que había tantas cosas sucediendo en mi vida y que no podía con ellas…

viernes, 13 de junio de 2014

Mundial de fútbol + Redes sociales = ¿Excluir el respeto?

El mundial de fútbol de Sudáfrica 2010 fue el primero que yo viví con redes sociales.

Fue interesante ser testigo de la increíble velocidad de acceso a la información, el entusiasmo de la gente, sus expectativas, sus pasiones, sus locuras, los chistes tan creativos a los pocos segundos de que sucedía algo en un partido. Fue una experiencia altamente contagiosa.  Fue esa vivencia colectiva “virtual” de la que cada vez más de nosotros somos testigos o formamos parte de ella.

Sin embargo, hubo algo que me disgustó muchísimo… las groserías. Así como somos libres de expresar nuestra pasión por un equipo y nuestro entusiasmo, así también somos libres de expresar nuestras aversiones.

Hay gente que normalmente publica cosas positivas, cosas de amor, de transformación, de empatía, de compasión… Y estos días es como si saliera “su otro yo”. Y comienzan a publicar groserías de todo tipo en contra de los “equipos que no son de su predilección” y los fanáticos de estos con total libertad. Claro, están también los que son patanes siempre.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Cuando Dios nos obliga a vernos: Ser Madre

Hace dos semanas recibí una llamada de una de las orientadoras del colegio donde estudian mis hijas. Era para solicitarme que les diera una charla sobre cómo empoderar a las niñas en la transición de primaria a secundaria.
En el momento en que iba a responderle que yo no soy psicóloga y que por favor solicitara esta charla a alguien más, asumiendo que querían algo tradicional en donde se describiera el perfil de una niña de esa edad, datos teóricos de cómo ser una madre ideal y esas cosas, ella me interrumpió. Me dijo que la razón por la que me requerían a mí esta charla, era porque consideraban que mi hija, que está viviendo esta transición, lo ha hecho de manera tan fácil, de forma tan empoderada que las maestras lo habían solicitado así.
Yo no salía de mi asombro... quedé de responderle más tarde.

viernes, 7 de marzo de 2014

Gozar de ser mujer, contra todo pronóstico

Crecí sólo entre mujeres. Nacimos cuatro niñas y fuimos criadas por nuestra mamá, con ayuda de una amorosa Nana que aún es parte de la familia. La mayoría del tiempo estuve en colegio de mujeres; incluso me gradué de uno que diría que es feminista. Hace seis años que vivo sola con mis dos hijas mujeres y estoy rodeada por muchas amigas. Hasta la música que escucho es de mujeres.
Sin embargo, no aprendí a amar ser mujer. No a un nivel profundo. Aún si nadie que me conozca de toda la vida diría que es así, sino todo lo contrario.
He sido una rebelde toda mi vida; mas no siempre tuve la fortaleza ni la congruencia como para ser fiel a mis ideas. Sobre todo con mis parejas. Podían no gustarme muchas cosas, pero al final, el miedo inconsciente a ser rechazada, a no ser amada o a ser abandonaba triunfaba, muy a pesar de mí misma…
Aunque aparentemente toda la vida he sido una aguerrida defensora de la mujer y del Ser Mujer, no sabía apreciar ni amar mi ser mujer.

domingo, 23 de febrero de 2014

Miedo: Un verdadero diamante en bruto

El miedo. Tan escurridizo y misterioso que se inventa mil y un nombres para no ser descubierto.  Celos, envidia, enojo, tristeza, timidez, culpa, vergüenza, comparación, insuficiencia, crítica… O incluso conceptos aceptados socialmente, como “por respeto”, “sé modesto”,  “pasa desapercibido”, “hay que obedecer”…  todo, al final, puro miedo.

A veces aparece en forma de “verdades universales”, paradigmas, creencias generalizadas – de tu familia, de tu grupo o de tu género – que hasta se sienten cómodas. Nos sirven de excusa para no tener que pasar por todo lo que implica desafiar a todos los defienden esos conceptos a capa y espada. Son como viejos amigos que nos acompañan en el día a día.  Se vuelven parte de nuestra personalidad, de nuestro carácter o en nuestra personalidad en sí: el tímido, la víctima, el enfermito, la pobrecita, el “recha”… ¡En fin!

En el miedo ni siquiera importa si estás solo o acompañado. En familia por ejemplo, a la mayoría se nos enseña – tácitamente – a ocultarlo. Es un tema que no se habla abiertamente. Todos saben en algún nivel que existen… incluso se comparte. “Todo va a estar bien”, se nos dice del diente al labio; pero se lo que se vive es miedo y ausencia de fe. No hay congruencia.

domingo, 16 de febrero de 2014

El alto precio de la congruencia

Aprender a ser congruente, a usar mi intuición, es algo que me ha tomado mucho esfuerzo, mucho trabajo personal y mucha consciencia. Me ha costado también muchas amistades, negocios, “aparentes oportunidades”, severas críticas, alejamientos, etc. Y ha requerido de mi parte una enorme valentía, persistencia, determinación y fe. He tenido que aprender a abrazar la incertidumbre.

En mis conferencias me encanta comparar el cuerpo humano con un termómetro o “indicador” de nuestra intuición. Porque así lo veo yo. Nuestras sensaciones físicas, así como nuestras emociones, son indicadores, tan claros como los números decimales de un termómetro electrónico. Sólo hay que poner atención, aprender a usarlo… igual que con uno de esos sofisticados aparatos electrónicos.

Llevo más o menos siete años de haber iniciado este camino de “despertar espiritual”. Y, poco a poco, uso mejor mi intuición. A veces me sorprendo alegremente reconociendo de inmediato una sensación física desagradable que me dice: “Esto no es para ti. Apártate.” Ni lo cuestiono y me aparto. Otras veces me descubro sintiendo un cuantioso placer y armonía en todo mi cuerpo al observar un atardecer, un lindo jardín, los ojos de mi perrito cuando lo acaricio, un grupo de personas riendo o al sentir la sensación de los brazos de mis hijas a mi alrededor cuando nos apapachamos viendo una película, o al escuchar un profundo silencio o una melodía hermosa… 

miércoles, 15 de enero de 2014

¿Soy intimidante o consciente?

Hace un par de días me reuní con un amigo a revisar una propuesta de trabajo. Un amigo de mi camino espiritual. Después de hablar de la propuesta, salió a la conversación el hecho de que terminé con mi última pareja y las razones por las cuales esto se había dado. Él se quedó confundido cuando acabé de contarle… Definitivamente consideraba que era justificable… pero no entendía los pormenores. Se puso las manos en la cabeza y dijo: “(los hombres) ¡Estamos en pañales!”.

Para mis amigas mujeres la cosa no pudo estar más clara. Lo captaron inmediatamente. Muchas con historias de abuso de poder por parte de hombres en sus vidas. Casi todas en un proceso de sanación, de crecimiento espiritual. Ninguna ya dispuesta a “volver atrás” y a ser la misma de antes. No más acallar sus voces internas, hacerse pequeñas para que el que esté a su lado se pueda sentir grande, apagar su luz para que otros brillen, vivir una vida sin sentido, pero “cumpliendo su deber de mujeres”. Siendo “buenas.”


jueves, 9 de enero de 2014

Aprendiendo a ser yo, a ser "egoísta"

Fui criada para complacer las expectativas de los demás, para “encajar”. La única persona que trató de enseñarme algo diferente fue mi mamá, pero no fue congruente, no tenía los recursos emocionales para serlo. No me era fácil. Peleaba conmigo misma porque lo que yo “era de verdad”, lo que yo pensaba, lo que yo sentía, lo que yo quería hacer no tenía nada que ver con lo que se suponía que fuera, pensara, sintiera, hiciera… soy una rebelde por naturaleza.

Pasé muchos momentos dolorosos, mucha tristeza, mucha rabia... Me sentía sofocada, atrapada. Y terminé comprando el punto de vista de que yo simplemente estaba mal, tenía un problema serio, un problema de fondo…

No sabía que el sufrimiento no es real, sino una elección, así que sufrí mucho. Dejé que mi mente fuera mi ama y le diera rienda suelta a los pensamientos de víctima; todos ellos hicieron que la experiencia pareciera muy real. Sólo era víctima de mis elecciones y de mi falta de fe.