domingo, 12 de abril de 2015

Tus creencias: una cuestión de vida o muerte




Nací en una familia en donde mis antepasados se morían de 50 y pico años. Del corazón; infartos masivos o derrames. Crecí creyendo que me moriría a esa edad. Y mi mamá nos dijo toda la vida que ella moriría igual que su papá, a la misma edad. Era una verdad absoluta para ella, aunque ahora entiendo que era sólo una creencia. 

Trece días antes de su muerte, un 1° de noviembre, mi mamá se sentó a hablar con mi hermanita de 18 años después del tradicional fiambre. Había llegado el momento en el cronograma. Y en esa charla le dio todas las indicaciones para su velorio y su entierro. Tenía deseos bien específicos; creencias muy expansivas sobre la muerte, creo yo – excepto por la premura de morir y la necesidad de ser leal a su familia en la enfermedad y la muerte. 

viernes, 10 de abril de 2015

Cada uno a lo suyo

Esta semana cambié mi laptop, la cual trae una nueva versión de sistema operativo. No sólo eso, sino que, además, por supuesto tuve que cambiar la versión de Office. Y se me ocurrió configurar mi cuenta de correo en Outlook - SOLA. Y, además, me puse a pasarle los documentos de mi máquina anterior – de los cuales hice back up ayer. Llevo más de seis horas haciendo esto y aún no he podido terminar. No sólo eso, sino que accidentalmente borré el back up de Mis Documentos. Dentro de la frustración, la impotencia y el enojo que tengo encima, agradezco sinceramente que haya profesionales que disfrutan hacer este tipo de cosas tanto como yo disfruto hacer lo que hago.
Sé que para un ingeniero en sistemas sería un verdadero reto sentarse frente a una niña que fue violada, frente a un hombre que se siente humillado o que tiene pánico o una persona que tiene fobia a los temblores. Aún con un tutorial en “YouTube”, sería un poco difícil para él la situación. No tendría ni la más mínima idea de qué decirle a una persona que está pasando por una depresión, que cree que no es merecedora del amor de Dios, que su vida no tiene remedio, que es sucia y depravada porque desea tener intimidad con su pareja o que no se atreve a pararse frente a un público numeroso aunque de eso dependa su trabajo y su única fuente de ingresos. Y, si no tendría ni la más mínima idea de qué decirle, menos aún sabría qué hacer con ello.