viernes, 31 de mayo de 2013

Flexibilidad: ¿Se vale o no se vale?


U
n tema que me toca mucho en lo personal es la contradicción entre lo que se dice y lo que se hace. La incoherencia. Probablemente porque todavía es algo que me cuesta mantener en ciertas áreas de mi vida, como en la maternidad, por ejemplo. Es un esfuerzo constante para mí; me requiere de mucha conciencia ser congruente...

Y así, hay valores que se nos enseñan teóricamente desde pequeños pero que en realidad no se viven como un valor. Esto es algo que me llama muchísimo la atención… cómo abiertamente proclamamos algo y, por el otro lado, lo ignoramos totalmente o incluso lo condenamos. Hoy lo que capta mi atención es cómo experimentamos la flexibilidad.

Se nos enseña que es “bueno” ser flexible y adaptarse a las circunstancias de cada momento. Más en el contexto de evitar quejas… pienso. Y de no ‘molestar’, ¡seguro! En aras de la ‘paz común’ que todo el mundo ceda sus necesidades y deseos para evitar el conflicto… Y, hasta cierto punto me parece bien. Cuando toca tomar una decisión en grupo, lo más conveniente es buscar lo que mejor se acomode a la mayoría. Y toca ceder, toca acoplarnos. A veces es más difícil, a veces menos.

miércoles, 29 de mayo de 2013

A crearme otra historia…


U
na de las cosas más hermosas que he aprendido es a ser amorosa conmigo misma. Comencé a aprenderlo el día que dejé de concebir la compasión como un sinónimo de lástima y comencé a entenderla como un acompañamiento en el amor. Fue una noción realmente liberadora. Fue algo que realmente me acarició con ternura el corazón… una brecha se abría ante mis ojos…Esta era la posibilidad de no estar ni del lado del verdugo que me castigaba constantemente ni del lado de esa patética figura que sentía lástima de mi misma…

En ese momento no había experimentado todavía lo que se siente cometer errores y, aún así, elegir mantener la paz. Aún perseguía inconscientemente la ilusa idea de la perfección absoluta. Y, cuando repetidamente me daba cuenta de que cometía errores – más aún cuando eran tropezones con los cuales ya me había encontrado en el pasado – me entristecía, me frustraba y me castigaba. No sólo eso sino que entraba en tremebundo dilema tratando de empatar de la mejor manera posible lo que mi mente me decía que debería ser  y lo que, obviamente, era como era. Nunca conseguí empatar estos escenarios.

lunes, 27 de mayo de 2013

Dejar de callar para estar en paz



E
n mis relaciones muchas veces me encontré con frustración, desesperación, tristeza y enojo reprimidos… lo cual era muy incómodo además de que me mantenía anclada en el papel de víctima de las circunstancias… totalmente impotente ante mi entorno. No decía nada por temor a alejar de mí a aquellos que amaba y que anhelaba me amaran. Lo que menos quería era ‘irritar’ o ‘hacer enojar’ a estas personas.

Aprendí a ‘no molestar’. Quería demostrarle al mundo que yo era diferente de las demás mujeres. Que yo no importunaba, no me enojaba, no era posesiva ni celosa, era muy independiente, no necesitaba nada… ni cariño, ni tenía ningún tipo de deseo o necesidad afectiva. Yo ‘me las podía’ todas.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Todo en Movimiento: Cuerpo, mente y espíritu



E
l ejercicio no ha sido parte de mi vida. Nunca lo fue, salvo por algunas escasas ventanas en el tiempo en donde hice aeróbicos, nadé o caminé. Para mí, ‘esto’ es lo ‘normal’. No he estado rodeada de personas aficionadas al deporte ni viví en un hogar en donde cualquier cosa que se pareciera a la actividad física fuese parte de la cotidianeidad. 

Me acostumbré a una vida sedentaria – que no por llamarla sedentaria quiero decir que ha sido una vida carente de actividad. De hecho, no hay un momento en el día en que sienta el impulso de salir a correr o a jugar tennis ni nada por el estilo… aunque no puedo decir que no disfruto de caminar o nadar. Ir a un gimnasio menos… pues mi percepción de los gimnasios, hasta ahora, había sido de ‘una desagradable y obligatoria necesidad’ - similar a una cámara de torturas!

martes, 21 de mayo de 2013

En el mar tormentoso de la confusión...



H
ay días en que estoy de lo más tranquila y, repentinamente - como si apareciera de la nada - algo me toma por sorpresa y me deja como suspendida en el aire… No me da tiempo ni siquiera de reaccionar.

Y, cuando finalmente me doy cuenta de que se suponía que reaccionara o respondiera a esto que sucede o me sucede, me quedo en blanco…

No me gusta esta sensación. Me parece incómodo no saber qué pensar, qué sentir, qué hacer. Y, creo que aún más incómodo me resulta no saber qué pasó, de dónde vino esto que me llega y que no sé qué hacer con ello…


viernes, 17 de mayo de 2013

Sí, soy diferente




C
uando era chiquita me preocupaba enormemente el hecho de que era diferente. Me cuestionaba – sin ninguna conciencia propia - qué pasaba conmigo, qué estaba mal… Mi mente trataba de convencerme de que, en realidad, quería ser igual a todos, no notarme, pensar lo mismo que pensaban los demás, gustar de lo que gustaban los demás, usar lo que usaban los demás, ir a los lugares que iban los demás y hacer lo que los demás hacían. Trataba de convencerme de que lo mejor era ‘pasar inadvertida’ - y que, así, les gustaría a todos. Eso me haría ser ‘cool’. No me salía muy bien la cosa…


No podía ser yo de otra forma. Crecí en un hogar muy particular, único, en el que se me enseñó a ser yo. De dos padres que eran ellos mismos, así como eran, para bien o para mal. Se me enseñó a opinar. Se me enseñó a tener criterio. Se me enseñó a ver más allá de las apariencias. Lo agradezco infinitamente. Lo honro.  

Ahora que estoy en la adultez, en una década que, francamente nunca pensé que iba a disfrutar tanto, me siento totalmente diferente de cómo me sentía en ésa época. Ahora me encanta saber que soy así, sentirme así. Soy única, con gustos atípicos, tengo una forma de pensar distinta a la de la mayoría de gente, valoro otras cosas, y, lo que hago, digamos que es bastante singular…

jueves, 16 de mayo de 2013

¿Por qué Sentir para Sanar?



H
ace muchos años estaba, sin ser consciente de ello, atravesando una fuerte depresión. La misma, como pasa muchas veces en la vida, era más evidente para otros que para mí misma, que me encontraba como en el ojo de un huracán, totalmente aislada de mí alrededor y sin poder contactar ninguna luz que ofreciera sacarme de ahí.

Alguien muy importante para mí se acercó y me preguntó por qué no buscaba la ayuda de un profesional. Con la ignorancia sobre el tema y la falta de consciencia propia que me caracterizaba en ésa época, le respondí que no quería tocar de nuevo todas aquellas memorias que quedaron en mi niñez y que eran tan dolorosas para mí. Ya las había dejado atrás, en el pasado y que quería que se quedaran ahí. Poco sabía yo en ese entonces que, sin sanar mi pasado, no sería capaz de vivir realmente en el presente y darme cuenta de todo lo bueno que había en ése momento de mi vida.