El nombre que estaba dispuesto para mí al nacer,
era Sofía. En honor a mi mamá. Pero justo antes de que mi papá saliera para el
registro civil a inscribirme, mi abuela materna le recordó que él siempre había
querido nombrar a una hija Solange. No porque supiera su significado, ni nada
por el estilo. Porque desde que lo escuchó, quedó fascinado.
En alguno de mis artículos de este blog mencioné
el año pasado que había descubierto el significado de mi nombre: “Consagrada
solemnemente.” Pero no busqué nada más.
No sé por qué nunca antes me había interesado en
saber su significado. En realidad, ahora que lo pienso, es curioso, pues
siempre me ha atraído como la astrología, la numerología, nuestro sexo, los
nahuales mayas y ahora los neurotransmisores, marcan nuestra personalidad. Hace
muchos años que sé que el nombre también. Y, no sólo eso sino que, viviendo en
Guatemala, en donde quizás habremos menos de cinco personas de nombre Solange,
la mayoría de gente, lo primero que me pregunta es “¿Y qué significa tu nombre?”.
A lo que siempre respondí, “no sé.”
Cuando descubrí el año pasado que significaba
Consagrada Solemnemente, me encantó… mis papás, sin saberlo, marcaron mi
destino. Sí, mi vida está consagrada solemnemente a Dios. No en el sentido
tradicional de la palabra – o lo que concebimos como una persona consagrada a
Dios. Y menos solemne. De solemne no tengo ni un pelo.
Ayer, un amigo me mencionó “la linda y triste
historia de la antroponimia de mi nombre”. Yo ni sabía qué quería decir
antroponimia (origen de los nombres) y menos estaba enterada de que había una
linda y triste historia relacionada con mi nombre…
En la corta descripción de Wikipedia, esta es la historia de Santa
Solangia:
“Solangia nació en una familia devota de la ciudad de Villemont, cerca de Bourges, y consagró su virginidad a
los siete años. Según la tradición, su mera presencia curaba a los enfermos y a
los poseídos. El hijo del conde de Poitiers, Bernard
of Gothia estuvo atraído por la belleza
y la popularidad de Solangia intentó seducirla pero ella rechazó sus
proposiciones. No contento con la respuesta, decidió seducirla por la fuerza.
Una noche, la violó pero ella luchó con tanta
fuerza que lo hizo caer del caballo mientras estaba cruzando un arroyo. Su
secuestrador se enfureció y le decapitó con su espada. La cabeza cortada de
Solangia invocó tres veces el Santo Nombre de Jesús. Al igual que San Denis y otros santos de los
territorios de la Galia, Solange tomó su cabeza entre
sus manos y caminó con ella hasta la iglesia de Saint-Martin en la localidad de
Saint-Martin-du--Crot (que ahora lleva el nombre de "Sainte Solange,
Cher", la única comuna en Francia para llevar este nombre), sólo allí se
desplomó completamente muerta.”
Cuando él me contó la historia, me impresionó; más por sangrienta y
gráfica que por otra cosa. No tenía el 100% de mi atención en ése momento.
Estaba haciendo de “multi-tarea”.
Hoy en la mañana, curiosa, busqué la historia de esta santa. No sé si
diría que la historia es linda… no, en realidad yo no lo diría. Lo que sí diría
es que es impactante. Y encontré varias cosas que me sorprendieron… varias
cosas que esta joven santa y yo tenemos en común. No obstante aclaro que todavía
tengo puesta mi cabeza, aunque para algunos pareciera que no…
Me encantó que dijera que la mera presencia de Solangia curaba a los enfermos y a los
poseídos. No porque sea tan soberbia de pensar que mi presencia cura a nadie… De
hecho, no creo alguien sea capaz de curar a otro. Sólo somos canales de
sanación. Todos. La sanación es algo que una persona permite para sí misma, con
la ayuda de su Ser Superior. Pero como antes mencionaba, me siento a diario a
escuchar los corazones de personas que vienen a mí buscando luz en su vida; y
trato de hacerlo limpiamente, sin juicio, permitiendo que las cosas se hagan
como Él quiere que se hagan. Y pongo todo mi corazón en ello. Desarrollo un
cariño especial por cada una de las personas que viene a mí. No es posible para
mí no hacerlo. Al fin y al cabo, abren sus corazones a mí con total
vulnerabilidad.
Mi
mente sabe que una buena relación tiene un gran impacto terapéutico en los
resultados del proceso de una persona. Aunque aclaro; no soy terapeuta, soy
coach. Los resultados de mi práctica sí son curativos. Pero esa, es otra
historia…
Luego,
me llamó la atención que Bernard of Gothia intentó seducirla y ella rechazó
sus proposiciones, lo cual él simplemente decidió ignorar y seguir adelante,
violentando su voluntad de una forma… extrema por decirlo de una manera. No voy
a decir que soy una mártir, como Solangia. Pero sí, en mi vida (y en otras
vidas) he encontrado una suficiente cantidad de hombres que se han tratado de
propasar conmigo – no sólo en el sentido sexual – sino en muchos otros – y muchas
de esas veces fue muy difícil para mí defenderme, pues no había aprendido todavía
cómo hacerlo. No había aprendido cómo poner límites con respeto y firmeza.
Hoy
me indigna profundamente el abuso y la invalidación hacia la mujer. Muchos de
los que me conocen dirían que soy una defensora de ella y de su causa. Estarían
en lo correcto. Aunque yo, en realidad, considero que soy una defensora de la
dignidad del ser humano, sólo que en este caso, ése ser humano, tiene cuerpo de
mujer y por razones históricas, políticas, religiosas y sociales, aún se
encuentra en una posición de desventaja en muchos sentidos. Más en mi país,
Guatemala, en donde hay una marcada y explícita tendencia machista.
Por
hablar de más, por tratar de que las cosas sean transparentes y justas, por
tratar de traer a la luz muchas de estas cosas, la cabeza se me ha cortado numerosas
veces, metafóricamente hablando. Y se me sigue cortando. Y hay gente que se
sigue escandalizando porque nombro las cosas que son incómodas de nombrar, pero
que alguien lo tiene qué hacer. No puedo quedarme callada; ni pienso hacerlo
nunca. A veces en mi propio detrimento. Es algo que estoy aprendiendo a hacer,
de manera que pueda expresar la verdad, pero minimizando efectos tan estremecedores.
Así
que me doy cuenta que, mi papá, en recuerdo de alguna de las decenas de miles
de novelas que habrá leído, me nombró Solange. Sin darse cuenta de que sólo fue
un colaborador de algo mucho más grande, para que se cumpliera mi destino. Los
astros, las fechas, el valor numérico de las letras de mi nombre, mis vidas
pasadas, mi karma, mi nahual… como sea que se le quiera ver, todo esto tenía
marcado para mí un camino. Y es el camino que estoy siguiendo, por destino y
por voluntad propia, porque ahora es mi elección consciente. Es lo que mi
corazón anhela.
La
festividad de Santa Solangia es el 10 de mayo. Mañana, día de las madres.
Curioso que me haya llegado esta información justo ahora. No hay coincidencias,
sino sincronicidades. Y mañana me aseguraré de honrar a mi patrona. Esta pequeña
gran heroína que se defendió valientemente, honrándose a sí misma y sus
creencias.
Te
invito a que busques sobre tu nombre, su significado, su valor numérico… y descubras más sobre tu destino. Y a que te
informes sobre esto, cuando te toque sugerir un nombre para un nuevo ser; para
que lo hagas con más consciencia de lo que estás marcando para él.
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Fascinante cómo la elección de su nombre ha marcado su camino y elecciones de vida. Su inclinación a sanar a otros
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