Hace un par de
días me reuní con un amigo a revisar una propuesta de trabajo. Un amigo de mi camino
espiritual. Después de hablar de la propuesta, salió a la conversación el hecho
de que terminé con mi última pareja y las razones por las cuales esto se había
dado. Él se quedó confundido cuando acabé de contarle… Definitivamente consideraba
que era justificable… pero no entendía los pormenores. Se puso las manos en la
cabeza y dijo: “(los hombres) ¡Estamos en pañales!”.
Para mis amigas
mujeres la cosa no pudo estar más clara. Lo captaron inmediatamente. Muchas con
historias de abuso de poder por parte de hombres en sus vidas. Casi todas en un
proceso de sanación, de crecimiento espiritual. Ninguna ya dispuesta a “volver
atrás” y a ser la misma de antes. No más acallar sus voces internas, hacerse pequeñas
para que el que esté a su lado se pueda sentir grande, apagar su luz para que
otros brillen, vivir una vida sin sentido, pero “cumpliendo su deber de mujeres”.
Siendo “buenas.”