sábado, 30 de noviembre de 2013

Una gran amiga que se va


H
oy murió una amiga muy amada. Claudia. Murió después de una larga y tortuosa enfermedad, poco después de su mamá y su hermana, a quienes también quise mucho, que murieron de la misma enfermedad. Y aunque ella estaba en paz con su destino y yo, al final, también, digamos que mi corazón está… sensible. 

Claudia y yo nos conocimos en la adolescencia, en el colegio, pareciera que hace siglos... Fuimos muy cercanas durante muchos años, incluso con nuestras familias. Vivíamos cerca y compartíamos una gran variedad de cosas; entre ellas alegrías, secretos, objetivos, tristezas, travesuras, valores, dolores, momentos… Pero sobretodo, un amor muy profundo la una por la otra.
Ella fue una de las personas que más apoyo y más amor me brindó en esta etapa de mi vida y lo que fuera uno de los eventos más importantes de mi vida: la muerte de mi mamá, cuando yo tenía apenas 20 años. Nunca lo olvidaré. Mi mamá y ella se querían mucho también; las dos tenían un corazón dulce y maravilloso.

Más tarde la vida nos separó; ella eligió magisterio… tenía talentos extraordinarios para ser la mejor maestra del mundo… una creatividad sinfín, una alegría contagiosa, una inteligencia admirable, un talento artístico sorprendente, un corazón inmenso, una fe que pocas veces he visto y un carisma… inigualable. Yo elegí bachillerato. Ella se enfocó en el magisterio y en su familia y yo en mi carrera… trabajé como loca durante cuantiosos años y me alejé del mundo. Me alejé de ella. Me convertí en lo que los gringos llaman “workaholic”.

Nos vimos de nuevo en contadas ocasiones, más por “casualidad” que por haberlo buscado explícitamente. Aunque no creo en las casualidades. Y, el encuentro, en cada una de esas ocasiones fue muy especial. El cariño se mantenía. Siempre se mantuvo.

Y luego las muertes de su hermana y su mamá. Pronto su enfermedad. Ella, como siempre, se mantuvo valiente, positiva, amorosa, llena de fe y aceptante de lo que es.

Hoy se fue de esta vida. Confío en que se haya ido en paz. Cansada, pero en paz, como la última vez que la vi.

Fui enseñada desde chiquita por mi mamá a ver la muerte como parte de la vida, como algo natural, algo que trae paz y equilibrio al alma. Percepción que enriquecí y fortalecí durante el proceso de muerte de mi papá - leyendo libros sobre la muerte a su lado - y durante todo este proceso de crecimiento personal.

Mi manera de ver la muerte es distinta a la mayoría de la gente que conozco. Para mí, la muerte es hermosa. Me marcó profundamente el libro de Neale Donald Walsch, “En Casa con Dios: Una Vida que Nunca Termina.” Este párrafo en especial me tocó hasta lo más profundo de mi ser:

"Si. Lo que llamas muerte es maravilloso. Así que no tengas pesar cuando alguien se muera, ni encares tu propia muerte con tristeza y aprensión. Dale la bienvenida a la muerte como le has dado la bienvenida a la vida, porque la muerte es la vida en otra forma. Dale la bienvenida a la muerte de otro con una dulce celebración y una profunda felicidad, porque el suyo es un viaje maravilloso." Neale Donald Walsch

Así que hoy celebro el que Claudia haya sido parte de mi vida. El haber tenido el privilegio de llamarla amiga. El haber sido yo también parte de su vida. Hoy celebro su vida. Con alegría porque sé que lo que ella está viviendo es maravilloso. Y, si, me doy cuenta de que también con tristeza y dolor.  

Mi corazón está en paz de saber que ella está bien y, al mismo tiempo, congoja por sus cuatro hijos y por su esposo, por su amoroso e inigualable esposo, Iván. Y por su papá, Don Maco, y sus hermanos.

Siento a Claudia más cercana que nunca; como si en este momento su alma estuviese expandida y tocara un poquito el alma de cada uno de nosotros, como si pudiese palpar la unicidad. Como si estuviésemos en una comunicación profunda, amorosa, íntima, que trasciende las palabras, lo entendible por la mente. Como si ella formara parte de mi Ser. Y lo es. Todos somos Uno. Y Claudia siempre tendrá un lugar en mi corazón.


Mi queridísima Claudia: Disfruta tu viaje. Te quiero. Te querré siempre. 



 

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